Alimentos fermentados para nuestro día a día
Existe una amplia variedad de alimentos fermentados que podemos encontrar en nuestro supermercado habitual con una composición nutricional muy interesante. No obstante, ¿sabemos qué es exactamente la fermentación? Y, por tanto, ¿sabemos los beneficios específicos de los alimentos que han pasado por este proceso?
El proceso de fermentación
La fermentación es un fenómeno químico por el cual numerosos microorganismos aparecen en un determinado alimento, siendo estos componentes vivos principalmente bacterias. En principio no parece muy alentador, ya que a menudo asociamos la proliferación de bacterias en un alimento con su deterioro y, como consecuencia, su caducidad. Pero esto queda lejos de la realidad en determinadas circunstancias, puesto que no todas las bacterias son malas.
Desde la antigüedad se utiliza este proceso en el que los azúcares presentes en el alimento pasan a convertirse en el conservante natural del mismo. Eso explica que la fermentación se utilice desde hace siglos: cuando no existían métodos eficientes de conservación, la fermentación era simple y fundamental.
Y, aunque esta es una ventaja clara de los productos fermentados, no es la única. Así, podemos decir que hablamos de un proceso que sirve, por una parte, para conservar los alimentos sin añadir conservantes artificiales y, por otra parte, para obtener productos ricos en microorganismos.
Microorganismos vívos en fermentados
Justo en ese aspecto es en el que vamos a indagar: los microorganismos que proliferan en el proceso de fermentación, principalmente bacterias, son buenos para la salud de nuestra flora intestinal. Es decir, en el proceso digestivo es necesario que exista un nivel de bacterias equilibrado y, cuantas menos toxinas estén presentes en este proceso, mucho mejor. ¿Qué tiene que ver en ello la fermentación? Mucho: es la encargada de hacer que desaparezcan toxinas que de forma natural aparecen en algunos alimentos.
Vemos, pues, que hay claras ventajas en los productos de tipo fermentado, pero, ¿son todos iguales? Dentro de los alimentos de este tipo, algunos de ellos han sido postprocesados y llevan otros ingredientes añadidos que hacen que cambien las propiedades nutricionales del producto y, en algunos casos, se pone en cuestión si son o no saludables.
Alimentos fermentados
Entre los fermentados que sobresalen se encuentran: el kéfir, el chucrut, el kimchi, el miso y bebidas como la kombucha. Puedes leer sobre todos estos productos en otra de nuestras entradas del blog.
Estos alimentos tienen propiedades interesantes como su alto contenido de vitamina D, además de sus propiedades específicas para tratar problemas como el estreñimiento y el dolor abdominal. Todo ello se suma a una ventaja que hemos comentado anteriormente: es un conservante natural, así que ya no necesitamos aditivos artificiales.
Eso sí, en algunos de estos alimentos tendremos que estar atentos a la calidad del proceso de fermentación y de la materia prima utilizada. Por ejemplo, si ingerimos un yogur tenemos que asegurarnos de que es totalmente natural y que se ha elaborado con leche de calidad. En esta misma línea, si tomamos chucrut o encurtidos, tenemos que asegurarnos de que en el proceso no ha intervenido el vinagre, sino la salmuera, de modo que el alimento conserve todas las propiedades que la fermentación le confiere.
¿Y qué hay de los fermentados alcohólicos? En este caso el proceso es otro: los microorganismos transforman los azúcares y generan etanol, lo que convierte a estas bebidas en alcohólicas. Es decir, aquí la fermentación sirve para conservar las bebidas pero la cantidad de alcohol presente en ellas hace que no sean nutricionalmente recomendables para un consumo habitual. Además, hablamos de bebidas que han sido pasteurizadas y que contienen sulfitos, procesos que sirven para eliminar las bacterias perjudiciales y que no exista contaminación alguna durante su tratamiento; no obstante, estos tratamientos, a su vez, también eliminan los microorganismos saludables.
Propiedades de la kombucha
Hay, en todo caso, una alternativa que nos va a servir como bebida fermentada sin las desventajas asociadas a las bebidas ultraprocesadas, entre las que incluímos las que contienen alcohol, azúcares añadidos o conservantes artificiales. Se trata de la kombucha. En este producto, si bien una parte de la fermentación es alcohólica, la cantidad resultante de etanol es mínima (menos del 1%). De este modo, la kombucha mantiene intactas sus propiedades más interesantes:
- Es una bebida probiótica, por lo que ayuda a mantener una flora intestinal equilibrada.
- Es antioxidante, ya que es rica en polifenoles.
- Su alto contenido en ácido glucónico sirve para prevenir algunos tipos de cáncer.
- Es muy hidratante y refrescante, por lo que es apto para cualquier momento del día.
A todo ello hay que sumar que es un té que se puede tomar en distintas versiones y que todo lo que empleamos para modificar su sabor es totalmente natural, lo que contribuye precisamente al aspecto más importante de nuestra kombucha: es una bebida fermentada que no pierde sus propiedades nutricionales, conservando lo bueno de las bebidas sin alcohol, sin azúcares añadidos ni ingredientes artificiales, y sumándole los beneficios de los alimentos fermentados.