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Kombucha o kéfir: ¿son iguales todas las bebidas fermentadas?

Seguro que últimamente has escuchado hablar de alimentos que surgen tras un proceso de fermentación, tales como la kombucha, el kéfir o el chucrut. Efectivamente, todos estos productos tienen en común que se producen gracias a un proceso de fermentación en el que interviene un organismo vivo. Sin embargo no todos ellos tienen la misma composición y, por tanto, tampoco tienen las mismas propiedades. Así, pueden surgirnos varias cuestiones: ¿qué producto es más beneficioso? ¿Qué propiedades se atribuyen a cada uno de ellos?

Para empezar es importante que hagamos una primera distinción, en la que separaremos alimentos sólidos y líquidos, para centrarnos en estos últimos. De esta forma acotamos nuestras dudas y podemos concretar: ¿qué me apetece tomar? Y aquí, en cuanto a bebidas en las que intervienen bacterias durante el proceso, podemos destacar la kombucha, por un lado, y el kéfir de agua, por otro. Parece que ambos productos son similares en cuanto a que podemos englobarlos dentro de lo que se conoce como bebidas probióticas, pero realmente hay algunas diferencias entre ellas que nos ayudarán a entender por qué no hablamos de lo mismo.

El kéfir y sus variedades

El kéfir es un producto que se popularizó hace unos años, principalmente como sustituto al yogur convencional. En aquel momento se le atribuyeron propiedades extra respecto a los lácteos de siempre, puesto que se destacaba que gracias a su composición era beneficioso para la flora intestinal, el sistema inmune y el metabolismo. Con los años, si bien las investigaciones respaldan estas propiedades del kéfir, sí es cierto que es un producto que no excluye la importancia de tomar lácteos: cada alimento tiene unas propiedades distintas entre sí que se pueden complementar perfectamente.

Más tarde se empezó a hablar del kéfir de agua que, como aspecto destacable respecto al kéfir de leche hay que señalar que sus cualidades probióticas son más evidentes, puesto que su absorción es mucho más rápida: al no tener ningún porcentaje de grasa en su composición nutricional, el cuerpo lo procesa más rápido y no pierde sus propiedades probióticas. Además, este alimento no se ve ya como un sustituto del yogur, sino como una bebida más, que puede competir con el resto de bebidas refrescantes del mercado. Es aquí cuando entra en juego el papel de la kombucha que, de entrada, parece similar al kéfir de agua.

El té kombucha

La kombucha se puede considerar un té fermentado –gracias al SCOBY, un organismo vivo-, pero en su composición hay mucho más que lo que vemos en un té común: el proceso por el que se elabora lo convierte en una bebida probiótica que combina los beneficios del té (antioxidante, revitalizante e hidratante), con los de una bebida fermentada (ayuda al sistema inmune y es beneficiosa para el metabolismo). Así pues, aunque el kéfir de agua contiene las propiedades probióticas características de las bebidas sintetizadas por bacterias, no tiene el mismo efecto sobre la salud que la kombucha, cuya base es el . Cuando ese se fermenta se convierte en la perfecta combinación entre una bebida refrescante y una composición nutricional muy interesante, como su alto poder digestivo.

Cabe hacer un inciso antes de decidirnos entre una y otra bebida y es que, en toda esta cuestión no podemos perder la idea de que estas bebidas son siempre una excelente alternativa a los refrescos híper azucarados o edulcorados. Debemos entender que tanto el kéfir como la kombucha son saludables y recomendables, al contrario que la mayoría de refrescos que encontramos en el mercado, por lo que podemos tomar ambos sin problema. 

De esta forma, sabiendo que un producto no excluye al otro, diríamos que el kéfir puedes tomarlo para obtener un suplemento probiótico en tu dieta que no resulte un estimulante en sí mismo. Sin embargo, con la kombucha puedes conseguir ese plus de estímulo (no olvidemos que es un té fermentado), sin olvidar los beneficios digestivos e inmunológicos de los probióticos

¿Kéfir o Kombucha?

Diremos que el kéfir de agua es un cambio saludable respecto a los refrescos azucarados que, por ejemplo, toman habitualmente los niños y que preferimos sustituir por bebidas que no sean estimulantes. En contraposición, cuando buscamos refrescarnos, hidratarnos y, esta vez sí, una bebida digestiva, de rápida absorción y estimulante, podemos escoger la kombucha. Por ejemplo, es una opción excelente para el momento previo y posterior a la actividad deportiva. Aquí ya no solo la comparamos con bebidas azucaradas habituales, sino también con muchas de las autodenominadas bebidas para deportistas que a menudo contienen elevadas cantidades de azúcar y edulcorantes.

¿Qué podemos sacar en conclusión? Que nos encontramos ante dos excelentes alternativas a otras bebidas que son claramente poco recomendables. A partir de ahí y teniendo en cuenta que ambas van a ser positivas para nuestro organismo, podemos escoger una u otra en función de si buscamos algo más parecido a un suplemento probiótico –el kéfir- o a una bebida estimulante y digestiva –la kombucha.

Para acabar, no olvidemos que la kombucha, en una segunda fase se puede potenciar tanto en sabor como en propiedades a través de otros elementos nutricionalmente muy interesantes como la cúrcuma, el jengibre o la espirulina, que otorgan más vitaminas, mejor absorción de los nutrientes y un extra de beneficios para el sistema digestivo e inmune

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